jueves, 16 de octubre de 2008

“Me considero una mujer muy feliz”




Concepción Zorrilla de San Martín Muñoz, más conocida como China, fue tramando desde su Uruguay natal una trayectoria que hasta el día de hoy alimenta en cada escenario que engalana.
Hija del escultor José Luis Zorrilla de San Martín -autor de numerosas obras escultóricas, entre ellas el Obelisco a los Constituyentes y el Monumento al Gaucho, en Montevideo- se crió en el seno de una aristocrática familia uruguaya, su abuelo paterno fue el famoso poeta Juan Zorrilla de San Martín. Por parte de su madre, Doña Guma Muñoz del Campo (conocida como "Bimba”, China está emparentada con el Prócer Nacional de su país, Don José Gervasio Artigas.

El sueño de actuar
Si bien la actriz comenta que pasó por comienzos muy duros, al recordarlos imprime en su mirada una gran melancolía y un dejo de alegría que envuelven su niñez.
Era la niña elegida para cada acto escolar y para cada espectáculo que en ese entonces requiriera de pequeña con ganas de recitar, y desde su humilde lugar interpretar un pequeño papel.
“Lo que yo tenía muy claro, y te juro que esto no es literatura, es que quería actuar, me sabía de memoria 2.500 versitos, esos que dicen los chicos, los recitaba y me los volvían a pedir; pararme a recitar un poema significaba que la gente me escuchara y que aplaudiera al final, creo que eso fue tomando cara de teatro”, recuerda China con un profundo sentir hacia aquello que la impulsaba a encontrar su espacio en una actualidad que rechazaba por completo cuanta expresión artística interfiriera en la vida de las mujeres.
Ya establecida en el elenco estable del Teatro Nacional, esta gran presión invadió por completo a la actriz, que sin dudarlo decidió consultar a su tío jesuita sobre aquello que en la sociedad estaba tan arraigado, “en aquel entonces, muy preocupada le dije, tío padre estoy en el elenco estable del teatro oficial, estamos haciendo ‘La Celestina’ que es un obra muy cruda, y él me respondió, es cruda pero no está prohibida por la Iglesia, no te hagas ningún problema seguí tranquila, y yo, amparada en este cura divino, me llené de tranquilidad”.

Una argentina más
Para China es imposible hablar de Argentina sin provocar en su expresión el más fuerte sentimiento de arraigo, ya que este país es para ella, tan propio como el Uruguay que la vio nacer.
Que su madre, Guma Muñoz del Campo sea argentina sirvió para que el vínculo con este país nunca deje de estrecharse. Las continuas visitas a sus tías y primas sirvieron para que China vea en Buenos Aires, un hogar que hoy se presenta como el primero.
“Soy una argentina más porque mamá era argentina, yo llegaba a Buenos Aires donde estaba mi familia, donde se levantaba el monumento que hizo papá, y donde más tarde mi abuelo Zorrilla, el poeta, permaneció exiliado”, y en medio de un breve silencio, retoma diciendo, “no me pareció que cambiaba de país, sólo que venía a ver a mi tía”.
“Un guapo del 900” dirigida por Lautaro Murúa, fue la película que la trajo a nuestro país, y más tarde “La mafia” de Leopoldo Torre Nilsson con Alfredo Alcón terminó de entrañar esta fuerte relación.
“He vivido en Argentina más que en otro lugar”, dice en medio de largos suspiros, recordando cada punto del país que le tocó atravesar en medio de tantas giras con espectáculos teatrales. “Hice muchas giras con elencos grandes, micros que llevan 12 actores y con camas, baños, comida, y donde uno, sólo preguntaba cual era el próximo destino y cuando se daba cuenta ya había recorrido más de 800 kilómetros”. agrega

El amor y la amistad según China
Debido a su agradable y cordial personalidad, China Zorrilla es considerada en el ambiente, y también fuera de él, una de las personas más queridas y apreciadas. Y es que su compañía y, cuando es preciso, sabios consejos la colocan en un lugar de privilegio para los que la conocen.
“Es verdad, tengo muchísimos amigos fuera y dentro del medio, y creo que eso se debe a que desde pequeña he sabido elegir bien, eso se veía ya en el teatro, siempre supe fundamentar mis negativas, y jamás hice nada que me avergonzara”.
Cuando de materias pendientes se trata, una profunda nostalgia invade su rostro y cobra vida en sus palabras “tengo la más grave materia pendiente: no haberme casado, no haber tenido hijos, creo que esa es mi mayor frustración, no siempre confesada. El decir no, ‘yo estoy muy bien’,…a mi entender es un fracaso humano no probar la convivencia y el amor, permitirse enamorarse y ser correspondida, pero son cosas que uno no decide, a mi no se me dio. Confieso que me enamoré muchas veces, y pocas me correspondieron, en una de esas veces fue de alguien que murió”, recuerda, y aunque las lágrimas podrían invadirla, ella prefiere resguardar su recuerdo con otro que la lleva a su niñez y que en cierto sentido le causa una pequeña cuota de humor, “mamá que era tan graciosa, siempre me decía, que de las cinco hermanas la primera que se iba a casar era yo, por mi obsesión de tener muñecas, las vestía, las bañaba, las cuidaba, y sin embargo fui la única que no se casó. Las demás se llenaron de hijos, y su pronóstico falló”.
El amor y la amistad son sentimientos de mucho valor para esta mujer, que ha celebrado el encuentro con cada uno de ellos en miles de personas que se cruzaron en su vida.
Pero también en algunas oportunidades la han entristecido dejando una huella muy difícil de borrar. China reconoce que estuvo en la Argentina en las buenas y en las malas, y con cuatro amigos desaparecidos revive unos de los periodos más trágicos de la historia nacional, “uno de mis amigos era un tipo de teatro tan maravilloso, tenía su mujer y sus cuatro hijos, había armando un teatrito, y en el mejor momento de su vida, se lo llevaron. Cuando le pregunté a su esposa qué pasaba con su marido, ella me dijo, nada… se lo llevaron por unos días , dicen que es para hacerles un interrogatorio, y nunca más llegó, y el momento más triste de mi vida fue cuando, al actuar en un canal de televisión, que era un programa para chicos me encuentro con uno de los hijos de este actor, y al no reconocerlo le pregunto quien era y me dijo soy el hijo de un desaparecido, a papá se lo llevaron y nunca mas pudimos averiguar nada, era el hijo de mi amigo”.
Para China lo peor que pudo pasar en nuestro país, siempre fue acostumbrarse al horror, “son cosas de terror de las películas baratas, en fin las cosas pasan y siempre hay que esperar los buenos tiempos y aferrarse a ellos, yo viví las buenas y las malas, y las buenas de Argentina son siempre”.

Las oportunidades
La actriz siempre sintió admiración por la larga permanencia de sus espectáculos en escena, y la posibilidad que brinda este país a todos por igual, “Argentina es muy generosa con los que llegan, no te preguntan si sos bueno o malo, si sos de Boca o de River, Demócrata o Peronista, lo importante es demostrar lo que sabes hacer y si lo haces bien, sos bienvenido”.
Con algunos condimentos que no hacen a la vida perfecta China Zorrilla celebra sus días con las mismas ganas de siempre, “tengo 86 años y hace 80 que estoy haciendo esto, me sigo parando en el escenario, sigo hablando y cuando termino de hablar la gente me aplaude; si no pudiera hacerlo pagaría por ello y lo mejor de todo es que me pagan a mi. En pocas palabras puedo decir que me considero una mujer muy feliz, que concretó ese sueño que parecía imposible de pequeña, pero sin olvidar que siempre hay que pensar que para pasar de una buena época a un infierno falta nada más que una vuelta de tuerca.”
*Entrevista para la Revista ADN.

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