Desde el comienzo de su vida, el destino fue delineando el camino que llevaría a Pedro Aznar hacia el recorrido más excitante de todos, la música.
Si bien a los 9 años de edad recibió uno de los regalos más influyentes de su vida, cuando sus padres le obsequiaron una guitarra eléctrica, el primer acercamiento con la música se produjo mucho tiempo antes.
Sueños de vinilo
El tocadiscos fue el encargado de obnubilarlo a los apenas dos años, y los coloridos discos de vinilo enamorarlo en sus primeros años, “y es que al ver la gran colección de disco de vinilo en el jardín de infantes me producía una fascinación total, fue la primera vez que vi discos de colores, el vinilo era coloreado y eso les agregaba un atractivo extra”, recuerda Aznar ilustrando aquellos momentos, “recuerdo pasarme horas con los discos, en la infancia, y golpeando tachos en el fondo de mi casa cantando las canciones que más me gustaban”.
Años después, Pedro incursiona en el estudio musical, empezando sus clases de guitarra clásica donde aprende mediante un sistema de escritura musical llamado Klavarskribo.
Su curiosidad por la música lo llevaría a descubrir la melódica, un pequeño instrumento de viento portátil, con el cual aprende la disposición del teclado, ya que no tenían piano en su casa, hasta que las bases se sentaron para la formación de su primer grupo musical Life.
“Life surge como el típico grupo de barrio. Yo ya tocaba la guitarra, y el otro guitarrista también, de ese modo, bajista y baterista empezaron a tocar a partir del grupo. Éramos muy amigos, nos encantaba la música, y eso fue motivo suficiente para armar la banda. Hacíamos temas de Beatles y Rolling Stones, fundamentalmente. Nos volvimos a encontrar hace dos años, después de décadas de no vernos.”
Si bien esto marca sus inicios, luego de una trayectoria conocida a nivel mundial, Pedro reconoce que a lo largo de toda su carrera musical, ha tenido la suerte de compartir su trabajo con artistas y compositores de todas las tallas, reconociendo al mismo tiempo su inevitable deseo de volver a encontrase con cualquiera de ello, ya que afortunadamente no hay nadie con quien no volvería a trabajar por desinteligencias musicales.
Serú Giran
Sin lugar a dudas su participación en Serú Girán lo colocó en un lugar sobresaliente de la música nacional, marcando la identidad de toda una generación que la ha sabido proyectar a lo largo de los años.
Considerada un seleccionado de solistas, integrada por Charly García (teclados, sintetizadores, voz, guitarra y bajo), David Lebón (guitarras, voz, bajo y percusión), Pedro Aznar (bajo eléctrico y fretless, voz, guitarras, teclados), y Oscar Moro (batería y percusión), Serú es considerada una de las mejores bandas de la historia del rock argentino, tanto a nivel musical, como conceptual y escenográfico y famosa por el virtuosismo buscado por sus músicos.
Lo cierto es que desde que Pedro recibió el llamado en el que le informan que Charly García está en Brasil armando un grupo y necesita un bajista, y que él ha sido recomendado, su historia musical comenzó a florecer.
Charly viaja a Buenos Aires para ver a Pedro tocar en un club de jazz, tras el encuentro Pedro acepta la invitación de formar parte del grupo y tras viajar a São Paulo junto con Moro se unen a Charly y a David Lebón, formando la perfecta sincronía de la banda.
Con ensayos y grabaciones de por medio, el primer álbum de la banda sale a la venta, sin embargo y aunque tanto talento junto haya precedido un futuro de puros augurios fue a partir del segundo álbum cuando el éxito y el fervor de la gente decidió abrirse paso a estos artistas nacionales.
Pensar en aquella banda representa para Pedro un sin fin de emociones, “los momentos en que encontrábamos un arreglo emocionante, o cuando Charly y David traían temas nuevos, muchos de los cuales son hoy clásicos, y lo mucho que nos reíamos cuando estábamos juntos, son cosas que jamás me voy a olvidar”.
Su vínculo estrecho con los escenarios lo fue llevando a desenvolver éxitos en total continuidad.
Junto a su piano, inicia sus estudios de armonía de jazz y arreglos con Juan Carlos Cirigliano y de piano clásico con Pichona Etlis, e inmediatamente graba "Nayla" con David Lebón.
Al mismo tiempo Aznar es invitado por Luis Alberto Spinetta a tocar como invitado de Jade.
Sus comienzos como solista
Promediando la década del 80’ Pedro comienza a trabajar en su disco solista, y el hecho de que Serú Girán decida tomarse un tiempo serviría para que aprovechara para continuar sus estudios en Boston. Nace, de este modo, su primer disco solista, "Pedro Aznar".
Al hablar de aquellos años, con la sencillez que lo caracteriza, y con un inconfundible dejo de añoranza, Pedro responde que “encontrarse con la gente en vez de mandar mensajes de texto”, es una de las cosas que más extraña.
Para él todas, y cada una, de sus creaciones poseen una gran significado, y resulta muy difícil para él otorgar cierto favoritismo por una creación u otra, “tengo muchas canciones favoritas, la música representa mucho para mi…. es mi manera de entender y estar en el mundo”, afirma el compositor.
Estas creaciones se van tejiendo en la mente del artista, concretándose en sueños que se vuelven realidad, alguna vez Pedro aseguró "he soñado con algunas de mis canciones" y al respecto afirma “soñé a cada hombre, a cada mujer. Me desperté con el sonido de la voz de David cantando las dos primeras frases. Me levanté y terminé de escribir el resto. Cuando Víctor Heredia me mandó por fax Romance de la luna tucumana, ese poema inédito de Yupanqui, para que lo musicalizara, me emocioné tanto que escribí la canción de inmediato; pero algo en el estribillo no terminaba de cerrarme. Me fui a dormir, y soñé que Ata me sugería un cambio. Me levanté, fui al piano, y comprobé que era exactamente lo necesario”, comenta Aznar.
Para este artista no existe un único momento de inspiración, ya que para él todo tiempo es propicio para que una nueva composición salga a la luz, “cualquier cosa puede disparar la creatividad, pero a veces pasan meses en los que uno anda distraído, o sintonizado en otra frecuencia, cuando se le presta atención a lo creativo, fluye más espontánea y constantemente”.
En su larga y nutrida historia artística, Pedro Aznar se ha topado con muchas estrellas de nivel internacional, entre los más recientes y populares Shakira, o el mismísimo bajita de Pink Floyd, son un ejemplo de esto, “es un gran honor que artistas de ese calibre te convoquen, por supuesto, pero una vez que uno empieza a trabajar, se olvidan esas cuestiones y se está entre colegas, tratando cada uno de aportar lo mejor de sí”.
El futuro
Los proyectos para Pedro Aznar no cesan de fluir, y entre ellos el lanzamiento de su nuevo álbum y de su segundo libro de poesías, “Dos pasajes a la noche”, antes de fin de año, proyectan su realidad actual.
“Quebrado es un disco doble, con un sonido más eléctrico que algunos de mis discos anteriores. Un CD contiene música original, todas canciones nuevas de mi autoría. Las letras son fuertes y personales, y hablan del dolor de la pérdida, de la finitud, de la delgada línea entre el amor y el odio, de la fugacidad del tiempo. El otro disco es de homenaje a muchos de mis autores favoritos, en especial los que me acompañaron y fueron mis referentes en la adolescencia, entre otros: Lennon, Yupanqui, Charly, Spinetta, Nebbia, Harrison y Swing”, este material tal y como debió ser presentado se encuadra en una gira por todo el país. Latinoamérica y España. El disco sale en simultáneo en Argentina, Chile, Perú y México, y en los demás países, un poco después.
A nuestra ciudad Quebrado también quiso arribar y según Pedro su elección no es casualidad ya que Rosario, es una de las ciudades más importantes del país, y por sobre todas las cosas siempre han sabido recibirlo muy bien, es que la gente y el público difícilmente pueda decirle que no a una artista que trabaja delicadamente el arte de embellecer los sonidos y las palabras, invitando a participar de una realidad que a través de la música busca hacerse eco del placer.
*Entrevista pata la Revista ADN.
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