El grupo Teatrotren II trae a escena una propuesta teatral que aborda como tema central la revuelta ocurrida en 1907 en las principales ciudades del país que agrupaba a los habitantes de las casa de alquiler, los llamados conventillos.
La calidad de la obra está garantizada por la presencia de los once actores que con gran fuerza expresiva dan vida a un espectáculo difícil y duro de sostener.
Los actores, reconocidos por su desempeño en teatral, personifican a los inquilinos que desde su lugar respectivamente van justificando su presencia en cada una de las escenas, ofreciendo un fiel testimonio de aquella vida que por aquel entonces les tocó enfrentar.
De este modo, las historias mínimas, las miserias y desencuentros comienzan a salir a la luz, en el marco de un conventillo que tiene sus propias leyes, imposibles de romper.
Todo el revuelo se arma en reclamo de mejoras habitacionales, obtener una rebaja racional de los alquileres y la quita de los meses de garantía exigidos por los propietarios que eran amparados por el gobierno.
Las escenas recrean un clima tenso, donde el aquí y el ahora se concibe en otro tiempo atrayendo la atención total del público.
La crisis que acontece en el conventillo no sabe de horas ni fechas, la idea de un horizonte futuro se desarma con el pasar de los minutos, y el sentido de vivir no tiene razón de ser.
La huelga de inquilinos de 1907 es sin duda uno de los movimientos sociales que ha marcado un hito en la historia, donde participan 2.000 conventillos de la ciudad de Buenos Aires, unos 300 de Rosario y un número no determinado de Bahía Blanca y otras ciudades de bonaerenses; llegan a participar unas 140.000 personas en todo el país.
Esta problemática tocó de cerca a los argentinos y esta recreación busca contar en una hora un fragmento de aquella historia que sin tener total protagonismo aún persiste en la actualidad en algunos sectores del país.
Esta apuesta de Teatrotren II, permite a los seguidores del buen teatro, disfrutar de una pieza que contiene no sólo un buen desempeño en las palabras, sino también en cuanto a lo corporal.
Los actores se desplazan formando figuras que ilustran las escenas activándolas y convirtiendo la perspectiva en objeto de atracción.
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