martes, 1 de septiembre de 2009

De amores… y segundas oportunidades


Basada en la historia “La dulce Carola”, escrita por Ismael Serrano, llega a la pantalla grande “El hombre que corría tras el viento”.

El reconocido cantautor español Ismael Serrano visitó la ciudad de Rosario para presentar “El hombre que corría tras el viento”.
En esta oportunidad, la música se corre a un costado para dar lugar a la nueva faceta del artista: la de actor.
La historia comienza a tejerse en el concierto del 2003, cuando sobre el escenario del teatro Lope de Vega en Madrid, a través de “La dulce Carola”, Ismael relata los hechos de un tímido hombre dispuesto a ver pasar su vida detrás de una ventana.
A partir de ese momento, esas mismas imágenes relatadas comienzan a transformarse en el deseo absoluto del autor: el de ser expresadas en una pantalla grande.
Así, junto a Juan Pablo Martínez, Ismael Serrano volcó en un guión de cine todo aquello que dibujó esa historia dulce acompañada de una guitarra.
“Desde el escenario uno se interpreta a sí mismo, sin embargo, en una película lo hace a través de la piel de los personajes. Todo surgió de forma natural. A medida que íbamos desarrollando las secuencias y diálogos… ¡Claro! yo tenía el personaje muy interiorizado y quizás por eso me atreví a decirle a Juan Pablo que me dejara ser el protagonista…. y de repente, ¡me vi protagonizándola!”, comenta el artista haciendo notar la carga de significación que este proyecto contiene en su vida.
Esta producción grabada en Argentina cuenta con la grata participación de Jazmín Stuart, Bárbara Lombardo, Pasta Dioguardi, Roly Serrano y Oscar Núñez, actores que según el propio Ismael, lo ayudaron en este camino hacia la construcción del personaje.
En la piel de Daniel
Según lo define el artista, Daniel, su personaje, es una persona hermética, tímida y no por miedo al rechazo, sino más bien al éxito. “Este personaje asume los fracasos como inevitables. Pensar que tu destino está escrito y no precisamente para bien, dejar que te empujen los acontecimientos y asumirlos como vienen, como si uno no tuviera la posibilidad de cambiar las cosas. Él (Daniel) no es conciente de ese potencial, y yo creo que toda la película es una lucha consigo, precisamente para poder aproximarse”, ilustra.
Luis es el personaje de Pasta Dioguardi, un no vidente amigo de Daniel, quien desde su lugar transita su vida de otra manera. “Luis, a veces, ve con más claridad la vida. Si bien el personaje de Pasta tiene una discapacidad, más discapacitado parece mi personaje, en lo emocional, que lo lleva a sufrir desde su lugar”.
Canción hecha cine
La película fue filmada hace dos años en la Argentina. Buenos Aires y El Calafate fueron dos locaciones elegidas para llevar adelante este soñado producto.
“La película pretende asumir un bolo poético y tiene un componente mágico fuerte, entonces el hecho de haber ido al sur fue pura magia donde el paisaje ayudaba a crear el ambiente necesario, porque la escala de dimensiones (más para alguien que viene como de Europa como yo, donde todo es mas pequeño) los horizontes, los cielos y las cordilleras, son otras. El final tiene ese punto de redención. En Buenos Aires, los planos son más cerrados, y cuando te vas al sur, se abren”.
Alucinado con el cine, Ismael celebra la capacidad de que todo aquello imaginado en prosa, haya sido plasmado en personajes perfectamente creados por actores argentinos con gran profesionalismo.
Finalmente con una gran carga emotiva, el cantautor culmina: “Mi expectativa es que a la gente le guste. Es una comedia romántica, un género que me encanta, e invita a reflexionar. Intenta sacar alguna sonrisa, quizás alguna carcajada, pero sobre todo pensar sobre nuestra incapacidad de enfrentarnos a las derrotas cotidianas. Actuar me parece un desafío enriquecedor y espero me perdonen como intruso, los actores profesionales, pero me encantaría seguir en este arte”.
Desde el 3 de septiembre en todos los cines, “El hombre que corría tras el viento”, podrá reflejar esa historia tan particular y mágica del amor a primera vista… Quedó claro, ya no tiene caso preguntar… ¿Acaso existen otros?

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